La semana pasada, una amiga nuestra vino a pasar unos días a Can Pit-Roig. Estaba atravesando un mal momento y necesitaba un poco de consuelo.
Al volver a su casa, me envió una fotografía que había hecho en nuestra terraza del libro que estaba leyendo en aquel momento: El país de las mujeres, de Charlotte Perkins Gilman.
Le comenté que ese título me resultaba muy evocador y que, de algún modo, me había hecho pensar en nuestra propia casa como en una especie de « refugio » para mujeres que, por algún motivo, desean disfrutar de un momento para sí mismas. Y, al parecer, mi percepción no iba desencaminada, porque ella misma me confesó que Can Pit-Roig era un lugar donde se sentía especialmente segura y a gusto, un espacio en el que cargarse de energía positiva para volver después a la ciudad sintiéndose renovada.
Y, a raíz de esta conversación, me he dado cuenta de que, efectivamente, todas las inquilinas que hemos tenido en Can Pit Roigal – algunas de ellas reincidentes – siempre nos han transmitido esas sensaciones de seguridad y confort cuando les hemos solicitado que valoraran su estancia con nosotros.
Todo ello me ha hecho recordar algunos libros que he leído en el pasado y que me han resultado muy inspiradores. Todos ellos libros escritos por mujeres:
Abril Encantado, de Elizabeth Von Arnim. Un libro que, a pesar de haberlo leído en varias ocasiones, me sigue conmoviendo cada vez que vuelve a estar entre mis manos. No revelaré la historia, pero sí lo que me transmitió: cómo la magia de un lugar puede cambiar la vida de un grupo de mujeres y de sus seres queridos, y enseñarles a dejar ir ciertas cosas y a aceptar la felicidad. Pero hay mucho más que eso (cariño, esta frase yo la quitaría porque « ensucia » sin aportar nada a nivel de contenido ni de estilo). El libro se publicó en 1922. Lo encontré muy feminista cuando lo leí por primera vez en 1985, en la época en la que trabajaba como librero en Toulouse. Desde entonces, vuelvo a él cada cierto tiempo y lo vuelvo a disfrutar como la primera vez.
De esta historia también se hizo una película – bastante particular, debo decir, aunque me encantó – protagonizada por Miranda Richardson.
El festín de Babette: un libro que leí después de ver la película con Stéphane Audran. También en este caso no os voy a contar toda la historia, pero sí con lo que me quedé: cómo una mujer, a través de sus artes culinarias, logra, durante una cena, regalar bienestar y alegría de vivir a los miembros de una comunidad religiosa muy austera. La idea de que las combinaciones de sabores pueden proporcionar momentos de felicidad me resulta muy sugerente y conecta mucho conmigo.
Así es como imaginé Can Pit-Roig, un lugar tranquilo y apartado, fuente de energía y felicidad para toda aquella persona que nos visite.
Quien me sigue en redes sociales, especialmente en Facebook, sabe que soy muy sensible al feminismo y que la idea de que Can Pit-Roig pueda ser un refugio de comodidad y bienestar para las mujeres me proporciona una gran satisfacción.
En nuestra casa no existen los juicios ni las restricciones. Cada uno va a su propio ritmo. Jason y yo estamos a vuestro servicio para asegurarnos de que no haya estrés. Nuestro jardín está lleno de pequeños rincones de tranquilidad que proporcionan soledad siempre que alguien la desee, mientras que los momentos de las comidas son momentos de charla, de descubrimientos culinarios y musicales (otra de nuestras pasiones), y de risas.
Can Pit-Roig es un espacio de bienestar y seguridad, de disfrute gastronómico, una fuente de energía positiva, un bálsamo regenerador…
Hay muchos otros libros importantes para mí, casi todos escritos por mujeres… pero éste no es el propósito de este artículo.